El rol de Aida es uno de los mas agotadores de la producción verdiana y por ende cualquier soprano que se anime a interpretarla debe tener, antes de cualquier consideración vocal, grandes cuotas de energía para sobrevivir al extenuante concertado final con el que culmina el acto segundo y pasar rápidamente al acto tercero en donde se mide, sin descanso, con una de las arias mas difíciles salidas de la pluma del compositor y un dúo que requiere grandes cantidades de arrojo y lirismo. La vocalidad de Aida se debate entre el dramático puro del acto segundo y el canto mas lírico del tercero, por ende la soprano que lo interprete debe poseer la elasticidad suficiente para los matices en piano en el registro agudo y los fortes y el metal necesario para hacerse oír entre la orquesta y el coro.
La Caballé no posee la densidad sonora con la que tradicionalmente se asocia el rol de Aida pero la soprano opta por enfocar su lectura desde el lirismo, acudiendo para ello a todo su arsenal técnico. Si bien se echa de menos una voz mas "llena" en las escenas corales del segundo acto, en el tercero logra momentos inigualables en su "O Patria mia" con un Do agudo en pianissimo sencillamente mágico y un dúo con Radamés lleno de notas flotantes. En el dúo final alcanza las mismas alturas, tejiendo cuidadosamente las frases mas etéreas de su personaje. La faceta interpretativa no tiene la profundidad esperable y muchas veces incurre en efectos algo molestos, como la tendencia a sonar "llorona" cada vez que el personaje cae en desgracia, sin embargo su lectura se sostiene por sí sola gracias al inigualable despliegue de la vocalidad.
Radamés requiere mas o menos de las mismas condiciones de Aída, el tenor se debe enfrentar a escenas grupales de gran sonoridad y por otro lado ser capaz de la ductilidad suficiente para cumplir con escenas mas intimas e incluso agudos en piano, un claro ejemplo es el famoso morendo final de "Celeste Aida" que muy pocos ejecutan. Domingo cumple con la sonoridad necesaria pero se queda corto en el extremo mas agudo, tanto en piano como en forte. Radamés no es un rol de agudos extremos, de hecho no pasa del Si bemol, pero insiste en esa nota reiteradamente, ya sea en piano o forte. Domingo no está feliz en todos los sibemoles, hay varios emitidos con tensión en el acto tercero, no ejecuta el morendo en "Celeste Aida" y cuando la nota viene en piano, opta por el falsete. Aun así se puede decir que su Radames es correcto, siempre musical y contundente a la hora de los concertados.
La Cossotto tenía para la época una de las voces de mezzosoprano mas voluminosas pero el micrófono pocas veces captó en toda su gloria el timbre, el metal y lo punzante de su emisión, que en el teatro corría y llenaba hasta las salas mas grandes. Su Amneris es un retrato vocal de gran impacto, la Cossotto fue siempre una interprete extrovertida, quizás sin la profundidad interpretativa de otras pero no se quedaba corta en aspavientos ni en demagogia vocal para suplir la superficialidad con la que se acercaba a muchos de los grandes roles de su cuerda, incluida Amneris. Para 1974 la voz aun le respondía y era capaz de grandes momentos de "electricidad". Si bien la vocalidad parece ser la adecuada, muchas veces se extraña una voz mas tersa y redonda en el centro.
El cast se completa con el Amonasro de Cappuccilli, sonoro, expresivo e italiano como pocos y el estupendo Ramfis a cargo de Nicolai Ghiaurov. Muti maneja con mano de hierro a los grupos orquestales y corales que logran responderle con exactitud ritmica y además sabe imprimir la necesaria carga dramática a la partitura sin caer en las rimbombancias de Solti ni las sonoridades atronadoras de Karajan.
La grabación se realizó entre el 2 y 11 de Julio de 1974 en el Walthamstowe Assembly Halls de Londres. Los diferentes traspasos al CD nunca han sido del todo satisfactorios, restandole bastante de la sonoridad que lograba el LP original. Según tengo entendido la primera edición venia en sonido cuadrofónico y quizás sea esta la razón principal de la perdida de presencia en las ediciones en CD. En el año 2000 apareció una edición en DVD y con sonido DTS que presentaba por primera vez en sonido Digital Surround la edición cuadrofonica y al parecer con muy buenos resultados en el traspaso.
Esta edición corresponde a la remasterizacion publicada por EMI en 1997. En el año 2001 la grabación se volvió a remasterizar y apareció en la serie "Great Recordings of the Century" en el 2010, el resultado es prácticamente el mismo.
Montserrat Caballe (Aida)
Placido Domingo (Radames)
Fiorenza Cossotto (Amneris)
Piero Cappuccilli (Amonasro)
Nicolai Ghiaurov (Ramfis)
Luigi Roni (Il Re D'Egitto)
Nicola Martinucci (Un Messaggero)
Esther Casas (Una Sacerdotessa)
Chorus of The Royal Opera House, Covent Garden
The Trumpeters of the Royal Military School of Music, Kneller Hall
New Philharmonia Orchestra
Riccardo Muti (Conductor)
EMI
Flac | Cover + Scans
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¡Muchas gracias!
ResponderEliminarConcuerdo completamente con tus comentarios sobre el desempenio de los cantantes en general y especialmente lo q escribes sobre la Caballe,lo q no entiendo q despues de no dejarle nada positivo escribas q es un estupendo equipo de cantantes.....?????? A mi me gusta mucho la Caballe pero como Aida es un desastre.Le falta todo dramatismo y densidad sonora,no basta cantar un bonito "= patria mia" q de hecho lo es.Domingo no me parese tan malo ,pero en la version q hiso con Leinsdorf(mas joven) esta mejor.Tampoco coincido con tus apresiaciones sobre Muti,creo q no entiende esta opera de Verdi,tanto Solti como Karajan son infinitamente mejores,su version es anemica y aburrida.Toda la grabacion parese sin brillo,opaca y densa.
ResponderEliminarPero si no dije nada negativo de Caballé, solo que no es la voz que tradicionalmente esperamos en "Aida". La Caballé no me gusta interpretativamente pero las proezas vocales que realiza en el acto tercero y cuarto son inigualables. Nadie canta "O Patria mia" como lo hace ella, ni nadie sube al Do de esa manera tan etérea como lo hace ella. Prefiero esta visión de la vocalidad de Aída, quizás mas liviana pero mucho mas delicada que otras Aidas de referencia. Domingo no me desagrada y la Cossotto es otro punto fuerte, ni que decir de Cappuccilli y Ghiaurov.
ResponderEliminarMe parece que como versión es disfrutable por el desempeño vocal de todos los cantantes. La Caballé frente a otras Aida de referencia siempre tiene ángulos positivos. Es mucho menos amanerada que Price o Milanov a falta de un instrumento con menos fuste y en comparación con la Tebaldi sale perdiendo frente a LA VOZ de Renata y su italianidad pero a cambio la Caballé entrega toda la artillería de agudos que la Tebaldi nunca pudo entregar.
Lo que pasa con la Aida de Caballé es que podemos decir que estamos ante un producto meramente discográfico, es decir, Caballé la cantó en teatros, pero en esas encarnaciones ( scala 1976) no aparece ni por asomo lo mágico de esta interpretación, viéndosela sobrepasada: agudos casi gritados/estridentes, descuido ya clásico en ella por la dicción, graves abiertos y feos. Todo lo vemos en la Scala, por lo tanto creo que podemos decir que es un personaje que sólo podía hacerle justicia en los estudios de grabación, siendo en directo ( que es donde se ve realmente las Aidas) una Aida lirica sobrepasada.
ResponderEliminarEn ese sentido comparto los comentarios de Milanov sobre la Aida de caballe, Aida, repito, sin relevancia y no comparable con las ilustres Aidas del s.XX, claro, si nos limitamos a las representaciones en directo.